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Agrupación DORVAL SILVERA SARAVIA

Con libertad no ofendo ni temo.

Con libertad no ofendo ni temo.

En la vida hay que ser agradecido. Creo que siempre lo he sido, y lo expreso con total convicción y humildad. Pero, agradecer no es condenarse a la privación de emprender nuevos caminos; observando hacia atrás, las huellas que hemos grabado. Muchas de las cuales, fueron dadas, gracias a quien o quienes nos ayudaron en ese tránsito. Creo, asimismo, que mucho camino resta por andar, ese que, se teje por tramos o etapas que son, una mera continuación una de la otra. Todas tendrán, un hilo conductor: nuestra vocación nacionalista de servir a nuestra gente.

Jamás encontrarán en nosotros, el puño encrespado o la voz encendida agraviando a otro hermano oriental, que piense distinto o discrepe puntualmente, con nosotros. Tampoco habrá enojo ni encono contra quienes nos acusen de haber cometido errores. Pero… “quien esté libre de pecado, que arroje la primera piedra”; a veces, las personas públicas son sometidas al escarnio por el simple hecho de quedar simpáticos con otros, o creerse superiores ante quien pretenden victimar.

Mas, nada de esto obstará a nuestra firme vocación de servicio, la que nunca se obnubila con proyectos coyunturales que busquen un provecho ajeno al bienestar público. Ese es, fue y deberá ser, el Partido de la Nación, que se estremece hasta hacer crujir sus más hondas entrañas, por la prosperidad nacional; nada ni nadie, podrá ponerle muros a esta actividad militante, que sólo persigue tan caro fin. Sí se erigen murallas, nuestro paso sabrá salvarlas cuando se impongan como obstáculos.

Es cierto aquello que decía Aparicio Saravia, en Caraguatá (1897): “La patria no es el grupo de mercaderes e histriones políticos que hacen de las prerrogativas del ciudadano, nubes que el viento lleva…” Vaya si tenemos tan claro ese pensamiento bíblico del General. Viva el Partido Nacional.-

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