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Agrupación DORVAL SILVERA SARAVIA

'El vil precio de la necesidad'

'El vil precio de la necesidad'

             Sí hay conductas que se han repetido, consecuentemente, en cada zafra electoral, son precisamente, aquellas relacionadas a promesas fáciles, esgrimidas con desfachatez –hiriendo a la dignidad del otro- por determinados agentes u operadores políticos; y no me refiero a actores del sistema, porque no lo son.

          Son esos individuos que, “despiertan” –luego de una larga siesta- en cada instancia electoral, para mercadear (comprar y vender) votos y votantes. Hábiles especuladores que, generan adhesión no, en base a un proyecto político o un perfil hendido en la vocación de servicio, sino a la generación de expectativas y necesidades de carácter personal de cada adepto o, votante.

           Operadores o agentes políticos que, buscan solamente un rédito o migaja particular, a expensas de las necesidades de la gente, que cegada por las promesas ligeras, deposita un voto de confianza. Sí, la confianza del electorado se refrenda con el voto, tomando a esta voluntad cívica, como un canje o negocio, que presupone cierta ventaja para ambas partes. Pero…la cosa no es así.

           Luego que se recoge el voto, el operador político desaparece “por arte de magia”, en cuanto se acallen los ecos de la campaña, el votante o el dirigente local, terminan siendo esquilados.

            Por eso, erigiendo en el altar del respeto, aquello que se denigra cada vez más, y que se da en llamar: dignidad; debería preservarse con conductas contrarias a esas clásicas prácticas del dirigente político. Y de este vicio, ningún partido político es inmune; en todas las tiendas se “cuecen estas habas”. Desde aquel que, en el gobierno promete “un laburito” o, la gestión de alguna situación de la que, pueda sustraerse beneficio propio. Pero, también aquellos que, desde la oposición prometen “de antemano” aquello –que a priori- no se tiene o no se accede.

          Es insólito ver, como y de que manera, se corroe aún más la esencia misma de la actividad política como herramienta para el desarrollo humano integral (es decir, el mayor grado de prosperidad no, para unos pocos, sino para todos). El tome y daca, permeó a toda la sociedad, nadie está a salvo. “Ah…yo estoy contigo sí está la mía che” o, “tengo tantos votos, ¿cuanto hay?” son frases harto conocidas de aquel que, “por el vil precio de la necesidad”, se vende al mejor postor.

 

           Estoy convencido que, hay otra forma de hacer política; y no es otra cosa, que defender aquellos principios que nos forjan como persona, promover un determinado programa de gobierno que le abra un surco a un país de oportunidades; ser, en definitiva, legatarios de ese patrimonio filosófico y político de nuestros adalides (Artigas, Oribe, Saravia, Gómez, Herrera y Wilson) y, sin importar en el lugar que el Pueblo nos coloque, conjugar un verbo tan gratificante como lo es el “construir”.

           Ahí está la médula de nuestra acción política. Y así nos verán transitar siempre por el camino de obras que hemos trazado en estos primeros diez años de actividad política y social. Realmente, no conozco otra forma de servir a mi pueblo, a Canelones, en definitiva a este bendito país.

 

 

2 comentarios

alberto -

Tá bien pero vos mejor que nadie fer sabes que los politicos son así, o no?? un abrazo.-

alvaro vidal -

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