"Duele ver como campea el desamparo"
El pasado viernes 19 de noviembre, concurrí gustosamente, tras la invitación que se me realizara por parte de integrantes de CEDAE, a la Apertura de un nuevo Congreso Nacional de PLENADIS (Plenario Nacional de Discapacitados); tres días de reflexión y encuentro, que se llevó a cabo en la capital departamental, Canelones.
Sobre el particular, me traje dos reflexiones, una altamente positiva, tras ver el empuje, la esperanza y la unión entre quienes comparten, un mismo valor: la solidaridad, que seguramente, ha sido forjada en la fragua de la sensibilidad.
La otra, me dejó la desazón que genera esa sensación de que, parece ser que para el Estado la cuestión de la discapacidad, es vista como si fuera un problema que resolver; un islote en el mar de la sociedad, o en todo caso, una mancha de aceite en un vaso de agua.
Es que, tenemos ese preconcepto (casi innato) de que ser discapacitado, es ser diferente, y por eso se habla de integración social; en vez, de inclusión social. Conceptos sociológicamente distintos, claro está.
La inclusión implica el cuento con vos; es, el sentirse incluido en la sociedad, y no, excluido o al margen de la misma, cuando se habla de integrar a los discapacitados en sus respectivas comunidades, estamos reconociendo que somos culpables de tenerlos aislados.
Sí a esa predisposición se le suman políticas públicas que sólo se materializan en deseos espirituales cristalizados en el frío papel de la ley y su mundo del deber ser; vemos cuan distante está eso de la realidad. Es decir que, la pluma del legislador procura materializar los compromisos internacionales del Estado (léase el Protocolo Adicional a la Convención Interamericana de Derechos Humanos de San Salvador, por ejemplo) para procurar la concreción de medidas de protección a personas discapacitadas.
Pero las soluciones estatales, quedan cojas. Porque, la mayor de las veces, las leyes, en su plano del deber ser, no son seguidas por medidas ejecutivas, tendente a la concreción de las metas u objetivos a alcanzar en esta materia; dejando de manifiesto, el divorcio existente entre poderes del Estado.
Existe en nuestro país una Comisión Nacional Honoraria del Discapacitado (CNHD) y diecinueve departamentales; órgano de creación legal que, ha sufrido modificaciones en su integración, en desmedro, precisamente de las organizaciones no gubernamentales, dejando a uno el número de integrantes de PLENADI en dicha Comisión.
De todas maneras, yendo al ámbito departamental; en Canelones la Intendencia había creado en su presupuesto (aún vigente) el Área de Discapacidad, dentro de la Dirección Gral. de Desarrollo Social. Hoy, cuatro años después, la Intendencia no ha designado (o si lo hizo ha pasado por inadvertida en la plantilla de autoridades) el Encargado de dicha área; aunque su otrora Directora, Sra. Elba Lago, ocupa otro cargo dentro del cuadro funcional de la Administración Carámbula. ¿Por qué no fue ratificada en su cargo la Sra. Lago? ¿Cuáles fueron los resultados de su gestión al frente de dicha Área?
Lo que sí, parece ser que campea la desatención y el desamparo, actitudes públicas que solo despiertan, dolor. No por las dádivas que, muchas autoridades, piensan que se demandan, sino porque no se están programando normas y medidas que sean inclusivas, cuya línea rectora sea sistemática y progresiva.
Dr. Fernando Lúquez
Ex Edil Dptal. Partido Nacional Canelones
Sobre el particular, me traje dos reflexiones, una altamente positiva, tras ver el empuje, la esperanza y la unión entre quienes comparten, un mismo valor: la solidaridad, que seguramente, ha sido forjada en la fragua de la sensibilidad.
La otra, me dejó la desazón que genera esa sensación de que, parece ser que para el Estado la cuestión de la discapacidad, es vista como si fuera un problema que resolver; un islote en el mar de la sociedad, o en todo caso, una mancha de aceite en un vaso de agua.
Es que, tenemos ese preconcepto (casi innato) de que ser discapacitado, es ser diferente, y por eso se habla de integración social; en vez, de inclusión social. Conceptos sociológicamente distintos, claro está.
La inclusión implica el cuento con vos; es, el sentirse incluido en la sociedad, y no, excluido o al margen de la misma, cuando se habla de integrar a los discapacitados en sus respectivas comunidades, estamos reconociendo que somos culpables de tenerlos aislados.
Sí a esa predisposición se le suman políticas públicas que sólo se materializan en deseos espirituales cristalizados en el frío papel de la ley y su mundo del deber ser; vemos cuan distante está eso de la realidad. Es decir que, la pluma del legislador procura materializar los compromisos internacionales del Estado (léase el Protocolo Adicional a la Convención Interamericana de Derechos Humanos de San Salvador, por ejemplo) para procurar la concreción de medidas de protección a personas discapacitadas.
Pero las soluciones estatales, quedan cojas. Porque, la mayor de las veces, las leyes, en su plano del deber ser, no son seguidas por medidas ejecutivas, tendente a la concreción de las metas u objetivos a alcanzar en esta materia; dejando de manifiesto, el divorcio existente entre poderes del Estado.
Existe en nuestro país una Comisión Nacional Honoraria del Discapacitado (CNHD) y diecinueve departamentales; órgano de creación legal que, ha sufrido modificaciones en su integración, en desmedro, precisamente de las organizaciones no gubernamentales, dejando a uno el número de integrantes de PLENADI en dicha Comisión.
De todas maneras, yendo al ámbito departamental; en Canelones la Intendencia había creado en su presupuesto (aún vigente) el Área de Discapacidad, dentro de la Dirección Gral. de Desarrollo Social. Hoy, cuatro años después, la Intendencia no ha designado (o si lo hizo ha pasado por inadvertida en la plantilla de autoridades) el Encargado de dicha área; aunque su otrora Directora, Sra. Elba Lago, ocupa otro cargo dentro del cuadro funcional de la Administración Carámbula. ¿Por qué no fue ratificada en su cargo la Sra. Lago? ¿Cuáles fueron los resultados de su gestión al frente de dicha Área?
Lo que sí, parece ser que campea la desatención y el desamparo, actitudes públicas que solo despiertan, dolor. No por las dádivas que, muchas autoridades, piensan que se demandan, sino porque no se están programando normas y medidas que sean inclusivas, cuya línea rectora sea sistemática y progresiva.
Dr. Fernando Lúquez
Ex Edil Dptal. Partido Nacional Canelones
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