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Agrupación DORVAL SILVERA SARAVIA

A NO CONVERTIR A LOS DEPARTAMENTOS EN OLLAS DE GRILLOS

A NO CONVERTIR A LOS DEPARTAMENTOS EN OLLAS DE GRILLOS

         Se está difundiendo, por estos días, una tentativa de reforma del Estado; en la cual, se ha manejado un proyecto de ley sobre descentralización y  participación ciudadana, sobre el que ya se han lanzado algunos lineamientos generales. Uno de ellos ha sido, la creación obligatoria de los Municipios, en centros poblados de más de 2.000 habitantes. Esa manifestación de tercer nivel de gobierno, en los que, el oficialismo ha puesto ya a funcionar una comisión integrada por miembros de la agrupación nacional de gobierno (FA). Se ha dicho en un algún medio de prensa que, legisladores oficialistas, han rechinado  sobre los tiempos en que el Poder Ejecutivo, pretende imponerle al proyecto para que se apruebe.            Básicamente, con la creación de los Municipios y las Alcaldías avanzamos hacia una profundización en la descentralización política. ¿Acercar al Estado o agigantarlo? He ahí una de las primeras de las interrogantes. Pero como blanco, debemos abogar para la descentralización como máximo instrumento de democratización del Estado, de ahí que, abogaremos por la buena descentralización, y no, cualquier tipo de ella. Consideramos por tanto, que descentralizar no es lo mismo, o no se sobreentiende, que con ella se genera una mayor participación ciudadana en la gestión estatal. Son dos cosas, distintas que, pueden complementarse aunque, una puede absorber a la otra, mientras que esa otra pueda representarla de forma más directa, territorialmente hablando, que otro estadio superior de gobierno. Es decir, podemos enfrentarnos a una situación tal que la participación ciudadana no termine siendo una forma de sustituir a la modalidad descentralizadora de nuestro sistema republicano. Ahí empezaría a diluirse el sentido de la representación, como institución esencial del Estado uruguayo.             

   Por otra parte, la descentralización territorial del Estado-Administrador (en sus actuales jurisdicciones: departamentos) vive, algo similar que el Poder Judicial, a diferencia que éste es un poder del Estado eminentemente técnico, y no, político como aquel; esto es, la subdivisión de la competencia, en razón del territorio. ¿Habrá mayor eficacia del Estado, cuan más cerca esté del administrado? Puede ser esta una segunda interrogante. Otra diferencia es que, hay cierta transferencia de poder, en los nuevos órganos municipales; transferencia que realizan los 2º niveles de gobiernos (Gobiernos Departamentales, en lo que respecta al fuero de su competencia funcional) a favor de aquellos.         

  Dos de los temas cruciales que, sin lugar a dudas, atravesará el actual gobierno, en su afán de concretar la tan mentada transferencia de poder, a las localidades, obedece a la necesidad de que, las flamantes autoridades cuenten con un erario y presupuesto propios, y lo otro, refiere a sí se respetará a las democracias locales, esto es, la posibilidad de que “coexistan” gobiernos locales y departamentales de distinto pelo político, y no se convierta a los departamentos del país en “ollas de grillos”, donde el Gobierno Departamental no acceda a pedidos locales, por que el Alcalde es de otra tienda política. Pero tampoco, debería adoptarse por un criterio adverso a la voluntad de las democracias locales, imponiendo las mayorías departamentales; allí no tendría razón de ser la elección de estos órganos locales.

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